Que creemos
Lo que creemos y confesamos no es basado en pensamientos humanos, sino en la Palabra de Dios, la Bíblia. En la Bíblia, Dios nos cuenta todo lo que es necesario saber para nuestra salvación.
Creados por Dios
Todos fuimos creados por Dios con un solo propósito: Glorificar a Dios. Somos llamados para adorar y amar a Jehová, cada momento de nuestra vida. Porque Él es digno de ser amado y honrado. Somos llamados a vivir una vida de obediencia perfecta a Él. Haciendo Su voluntad, siempre.
El pecado
Pero para nosotros es imposible amar y adorar a Dios cada momento de nuestra vida. No vivimos como Dios quiere. Cada día hacemos lo contrario. Desobedecemos a Dios. Entonces, a menudo hacemos lo que Dios no quiere que hagamos. La Biblia llama a esto ‘pecado’. El pecado es desobediencia y rebelión contra Dios. Pecar es deshonrar a Dios. Al pecar, fallamos ante el propósito de nuestra vida.
Por los pecados, causamos una separación grande entre Dios y nosotros. Una brecha insalvable. Dios es amor. Pero no respondemos a su amor, sino que lo rechazamos por nuestra desobediencia. Y eso causa la ira de Dios. Y la ira de Dios es tan grande como su amor. La ira de Dios es amor herido.
Entonces, nuestros pecados causan la ira de Dios y nos hacen culpables. Por los pecados estamos en deuda con Dios. Y por eso, Dios nos castigará eternamente al final de nuestra vida. Porque Dios es justo y santo. No puede tolerar el pecado. El castigo que merecemos es la muerte eterna. El infierno. Donde deberíamos sufrir sin fin, bajo la ira de Dios por nuestros pecados.
El evangelio
Dios no dejó a la humanidad en su terrible y triste condición. Aunque nadie buscaba a Dios y aunque nadie lo amaba, Dios envió lo más querido que Él tenía al mundo. Dios envió a Su Único y Amado Hijo a este mundo oscuro: Jesucristo.
El Hijo de Dios, Jesucristo, se hizo hombre. Hombre y Dios en una persona. Cristo vino para resolver la gran separación entre Dios y los hombres. Eso solo era posible si Jesús cargaba la condenación y si sufría bajo la ira de Dios.
Y eso fue lo que hizo. Él vivió una vida perfecta, sin pecado. Pero al final de su vida, fue rechazado, torturado, escupido, humillado y maltratado por los hombres. Jesús fue condenado a muerte. Fue clavado en una cruz. Sufrió bajo la ira de Dios. Fue abandonado por Su Padre. Murió como un criminal. Pero todo eso lo hizo voluntariamente. Por amor. Para ser Salvador.
Así cargaba con la condenación, la maldición y la gran deuda de los pecados y los quitaba. Después de eso, resucitó de la muerte. Venció a la muerte para siempre.
A este mensaje maravilloso lo llamamos el evangelio.La palabra ‘evangelio’ significa literalmente: Buenas nuevas o buena noticia. Es la mejor noticia del mundo.
La fe
Pero la salvación es personal. Jesús no lo hizo para todos. No todos serán salvados. Jesús lo hizo para cada uno que creen en Él, con fe verdadera. Sinceramente y de todo corazón. Jesús sufrió en lugar de los creyentes. Dando su vida en su lugar. Y por eso, Jesús les dará el perdón de sus pecados. Les dará gozo verdadero y eterno. Les dará paz con Dios.
Entonces, los que creen en Él, no terminarán en el infierno. Ellos estarán con Cristo, primeramente en el cielo y luego en la nueva tierra. Gozando siempre de su presencia.