El inocente en lugar del culpable
Bible Text: Lucas 23: 24-25 | Predicador: Steven Baan | Queridos hermanos,
En este día de reposo, estamos en nuestras casas para escuchar la Palabra del Señor. El tema de esta predicación es: ‘El inocente en lugar del culpable’, dividido en dos puntos:
– Jesús es declarado inocente
– Barrabás es culpable, pero dejado libre
Voy a leer Lucas 23 versículo 24 y 25 como resumen de esta predicación.
En esta parte de la Biblia encontramos a tres personas especiales: Pilato, Jesús y Barrabás. Vamos a ver quiénes son y porque están juntos en esta situación.
Está en la cárcel, tal vez por unas semanas ya. Se llama Barrabás. ¡Es un ladrón el que está aquí por un homicidio, él mató a alguien! Está pensando. ¿Qué pasó en ese momento? Aún está enojado con los otros. ¡Si pasara otra vez, haría lo mismo! Este hombre es malo, un criminal. No tiene ningún arrepentimiento. Y, ahora, está esperando. Por… si… por la muerte. Por qué la ley dice: no matarás, y el mató. Y hay solo un castigo: la muerte. ¡Escucha!¡Alguien está en la puerta! El guardia. ¡Es el momento! La puerta está abriéndose. Escucha una voz clara: ¡Usted está libre!
¿Cómo era posible que soltaran a un ladrón, un criminal como Barrabás? Él mató a un hombre en una sedición y había sido echado en la cárcel. ¿Imagínese que alguien que esté en la cárcel ahora, porque mató a un hombre, por ejemplo, en el paro en octubre y lo soltaran por… por gracia? ¿Qué pensaría él? ¿Qué pensaríamos nosotros sobre esto?
Pilato
Para conseguir una respuesta a esta pregunta, vamos al capítulo 23 de San Lucas. Desde el versículo 13 encontramos una conversación, un diálogo entre un juez y un grupo de hombres. Están discutiendo sobre alguien en la mitad. Al juez ya lo conocemos, porque nuestros hermanos predicaron sobre él en los domingos pasados. Él es Poncio Pilato. Él era gobernador romano de Judea. Era importante que él controlara su terreno bien. Necesitaba hacer reportes al emperador César sí había tranquilidad y paz en la parte del imperio del César. Entonces, Pilato era el gobernador quien juzgaba sobre casos de la gente que vivía en su propia provincia. Y hoy lo encontramos en la mitad de un proceso judicial. ¿Quién es el acusado? ¿Y por qué?
Pilato escuchaba a un grupo de gente. Los cuales eran judíos. Ellos son principales sacerdotes y gobernantes. Se puede decir, hoy por hoy que son una parte de la iglesia, los cuales eran responsable de aplicar las leyes de la iglesia. Tenían su propio concilio para juzgar sobre el mal y el bien también. Y ahora, están ante Pilato para obtener su consentimiento para ejecutar a alguien. ¿Por qué? Eso lo leímos en el versículo sesenta y sesenta y uno del capítulo anterior: ‘¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? Porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.’ Entonces, ¿cuál es la acusación? Él es el Hijo de Dios. Al inicio del capítulo veinte y tres leemos esta misma acusación, pero cambió un poquito. Aquí ya miramos la injusticia de los judíos, sus perseguidores, de la manera como los judíos querían culparle de algo que no hizo. A Pilato le dijeron que Él ‘pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo al César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.’ Son acusaciones fuertes, ¿no cierto? ¿Pero son justas también? ¿Son verdaderas?
Vamos a ver… ¿Qué quiere decir pervertir? Eso es provocar, diciendo algo contra el gobierno, por ejemplo. Y cuando busca en la Biblia sobre la vida de Jesús, ¿qué encontramos? Nunca dijo Jesús algo contra el gobierno. Sería muy extraño, no cierto, por que Pablo llama al gobierno ‘el servidor de Dios
para tu bien.’ Entonces, la primera parte de la acusación no es verdad. La segunda parte, tampoco. Literalmente leemos las palabras de Jesús en el capítulo 20 versículo 25: ‘Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.’ Entonces es una locura que ellos le acusaran a Él con estas palabras.
En aquel momento dijo: ‘Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.’ Punto. El juez del mundo públicamente declara: ¡Jesús es inocente!
Entonces ni en su vida ni en su muerte puede haber sido acusado por nadie. Él es inocente. Y Pilato creía esto también y trató de salvarle. Por Juan 18: 36 sabemos que Pilato escuchó bien a Jesús: ‘Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.’ Entonces Pilato entendió muy bien que Jesús hablaba la verdad. Es lógico lo que dijo aquí. Pero Pilato no quiere pelear con los judíos, no quiere otra sedición en su reino, por eso sugiere que castiguen a Jesús y lo salven. Él tiene sus propias razones para cuidar la tranquilidad y paz en su reino. Su poder y su honra. Entonces, la pregunta más importante para él es: ¿Qué haría él con Jesús? Pero, es una pregunta para nosotros también. ¿Qué haremos con Jesús en esta predicación?
Porque no es posible hacer nada. Es necesario hacer una elección en esta predicación. ¿Es Jesús o … nuestras propias razones como Pilato… poder, plata, honra, injusticia? ¿Preferimos cometer adulterio… preferimos jugar con pecados un poquito? Porque cuando elige vivir por Jesús, es una elección por Jesús y contra todo esto. ¡Y una elección por otras cosas es una elección… contra Jesús!
¿Seguimos con la acción de Pilato, que va a hacer? Pilato trata de encontrar una manera lo cual muchas personas tratan de hacer. Una manera de … un poquito. En la mitad. Un poco de eso y un poco de eso. Su consciencia estaba protestando: Si creía que Jesús era inocente, ¿por qué quería castigarle? Pero pobrecito, pobre Pilato. No era suficiente para los judíos, ellos solo querían la muerte para Él.
Jesús
El sujeto de este proceso judicial era Jesús. Solo unas veces respondía a preguntas durante este tiempo ante sus perseguidores. En este pedazo solamente leemos su nombre una vez, pero no decía nada. Estaba pensando en que este tal vez fuera el sufrimiento más duro. Sabiendo que estás libre de los pecados, ni ningún pequeño error, ni ningún pensamiento malo, nada. Y escuchándolos a ellos, gritando que era malo, que merecía la muerte… ¿No quería protestar?! ¿No quería mostrar que era inocente? No. Aquí miramos que Él es verdaderamente el Mesías, profetizado en el antiguo testamento en Isaías 53: 7: ‘Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca’.
Ellos, los principales sacerdotes y gobernantes, los líderes, y personas normales también juzgaron su vida: ¿Qué hizo en su vida en la tierra? Cuando buscamos en la Biblia, encontramos una respuesta en el evangelio del San Lucas 7: 22. Juan el Bautista fue a la cárcel, y estaba preocupado. Escuchó que alguien estaba predicando en su lugar, pero ¿quién era? Envió algunos discípulos a Jesús y le preguntó: ¿Quién es usted? ¿Y que le dijo Jesús a Juan de Bautista? ¿Soy Hijo de Dios? ¿Soy Hijo de María? No, Jesús le dijo: ‘Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciego ven, lo cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitadas, y a los pobres es anunciado el evangelio.’ Mostró quien era por sus obras. Y sus obras contaban quien era.
Es claro que Jesús no había sido juzgado por sus propios pecados: ¡Él era inocente! Pero quiso llevar nuestras enfermedades, dolores, rebeliones pecados, el castigo de nuestra paz estaba sobre él, y por su llaga fuimos curados. Esa fue su obra principal. Llevando nuestros pecados a la cruz y sufriendo ante … ¿Pilato, los sacerdotes, la gente? También, pero más importante, ante su Padre celestial, por eso pudo decir: ‘Padre, he acabado la obra que me diste que hiciese’. Para que se pueda abrir el camino al corazón de su Padre. ¿Para quién? ¿Alguien que tenga su vida en orden? ¿Alguien que sea casi similar a Jesús? ¿Solo les falta un poquito de perfección? ¡No! Para personas como la mujer que buscaba ser curada, solo tocando el borde del manto de Jesús porque sabía que Él era la única manera de obtener salud. Y al instante obtuvo lo que quiso. Porque al llevar los pecados de sus hijos, eso es lo que había hecho: dándoles sanidad, por la vida y eternidad. Entonces para usted, cuando se arrepiente de sus pecados y pide perdón a su Padre celestial.
Barrabás
No sabemos mucho sobre Barrabás, porque no es importante quien es precisamente. Lo que sabemos es lo importante, es que era un ladrón. Un criminal, nada menos. Mató a un hombre en una sedición y había sido puesto en la cárcel. Y por la costumbre del Pilato, que tenía necesidad de soltar uno en cada fiesta, empezó la situación. El contraste entre él y Jesús no podría ser más grande. Y exactamente esta, la gran diferencia, era la idea de Pilato. Al mostrar a alguien que era tan malo, tan gravemente pecaminoso, la elección de la gente no sería difícil. ¿Soltarían a este criminal, Barrabás? ¿Con antecedentes penales tan graves: homicidio? ¿Y peligroso también para ellos…?
Lo que Pilato no sabía, pero encontró, es que el odio contra Jesús era tan grande, que los judíos preferirían que Pilato no soltara a Jesús, sino a Barrabás. Entonces cuando Pilato esperaba que pidieran la liberación de Jesús, la multitud – leamos en versículo 18 – gritó: ‘¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!’ ¿Y a Jesús? ¡Crucifícale, crucifícale!
El odio de la gente contra Jesús y el orgullo y deseo de poder de Pilato fueron más fuertes que la búsqueda de la verdad y la justicia. Toda esta situación es como un gran clamor al cielo: ¡INJUSTICIA! Pero, en el mismo momento escuchamos otra voz alta: ¡JUSTICIA! Porque Jesucristo quiere ir en este camino para obtener la vida eterna para todos los que creen en Él. Para que pueda decir: ‘Pongo mi vida por las ovejas’ (Juan 10: 15).
Miramos ante nuestros ojos como funciona esta sustitución. El inocente en lugar del culpable. Jesús siendo sentenciado por los pecados de su pueblo. Y su pueblo será liberado de sus propios pecados. Como Barrabás escuchó su veredicto: ‘Está libre!’
¿Como hacemos nosotros con esta palabra? Hay un Sustituto para nuestra culpabilidad. ¿Cómo puedo participar de esta paz y gracia? Hermano, arrepiéntase de sus pecados y crea en este nombre: Jesús. E igual que Barrabás escuchará las mismas palabras: ¡Está libre! Amén.
Preguntas para conversar sobre la predicación:
1. ¿Por qué es tan importante que Jesús sea juzgado por un juez públicamente y declarado inocente?
2. ¿Qué quiere decir que Barrabás era culpable, pero le dejaron libre?
3. ¿Por qué fue Cristo culpable para su Padre celestial?
4. ¿Qué haremos con Jesús después de esta predicación?
5. ¿Está Jesús en su lugar ante su Padre?