marzo 29, 2020

Arresto de Jesús

Predicador:
Passage: Mateo 26:47-56
Tipo:

Bible Text: Mateo 26:47-56 | Predicador: Darío Flores | Arresto de Jesús

Mateo 26:47-56

Amada Iglesia, ¿cuántos de nosotros nos hemos sentido traicionados en cualquier área de nuestra vida? O alguna injusticia en la que nos ha tocado sobrellevarla con paciencia o bien nos dejamos llevar de nuestros malos impulsos y reaccionamos de manera inadecuada, e incluso haciendo que nuestra voluntad prevalezca que antes la voluntad de Dios. O a ¿Cuántos de nosotros nos ha tocado pasar una situación fuerte para tocar fondo y hemos sentido que Dios pone sus manos al fuego por nosotros? Dios mismo es el que ha puesto toda su vida en amor a su pueblo escogido.

1. Jesús traicionado (vv. 47-49)
Luego que Jesús oró en Getsemaní por tres veces para que la voluntad de su Padre se haga manifiesto antes de que sea entregado en manos de pecadores y Jesús dijo: “Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega”.
En el versículo 47 podemos ver quienes fueron las personas encargadas de llevar a cabo el arresto de Jesús: aquí vemos a Judas Iscariote, uno de los doce apóstoles “a la cabeza” de aquella malvada guardia, la escritura aclara diciendo: “gente con espada y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. ¡Qué terrible! Una multitud que va en contra de Cristo. Y esto sucedió tan inmediatamente después de su agonía, que no hubo espacio alguno de tiempo por medio: mientras todavía hablaba… Judas actuó como guía de los que arrestaron a Jesús Hch 1:16 lo dice: Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús”.
La guardia sin la ayuda de Judas Iscariote, no le habrían podido hallar en aquel lugar de retiro donde se encontraba Jesús. Con Judas iba mucha gente; está muchedumbre de gente estaba compuesta por una parte de una destacamento de guardias, los cuales eran los gentiles “pecadores” como Jesús los llama en el versículo 45 “he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores”.
El resto de gente eran criados y oficiales del sumo sacerdote: éstos eran judíos, aunque eran opuestos los unos a los otros, todos ellos estaban de acuerdo en ir contra Cristo, tanto judíos como gentiles.
Todos ellos venían armados con espadas y palos. Pero ¿Para qué era necesario tantas armas? Eran hora de que Jesús se entregue a sí mismo, toda esta exhibición de fuerzas era innecesaria. Esto es como un carnicero cuando se va al rebaño a tomar un cordero para el matadero ¿acaso reúne un ejército para venir bien armado? Claro que no. Con un solo carnicero es más que suficiente, evidentemente no. Con todo, para arrestar al Cordero de Dios se hace tal demostración de fuerzas de parte de la guardia.
En los versículos 48-49 Vemos como Judas traicionó a Jesús, cumplió su función con toda eficiencia y perversidad. Y esto debería servirnos de vergüenza de nuestra maldad y rebeldía, de reconocer la miseria del hombre que tantas veces fracasa en hace el bien con la misma efectividad de caer siempre en el pecado.
Las instrucciones que dio Judas a los soldados: les había dado una señal, es decir como una contraseña para que se dieran cuenta a quien deben arrestar, “un beso” sería la señal de traición de Judas, una señal de ir contra Jesús. Todo esto con el fin de evitar arrestar a uno de los discípulos de Jesús, sino que al mismo Jesús sea arrestado.
Judas fue tan atrevido y depravado que se llega hasta el propio rostro de Jesús y le traiciona, diciendo: ¡Salve, Maestro! Y le besó ostentosamente.
El beso es señal de amistad y respeto, pero Judas al romper todas las normas del amor y del respeto, profanó ésta señal para que sirviese a sus malvados propósitos.
Aquí vemos nuevamente la miseria del hombre, su maldad, su perversidad, su maquinación, su depravación, su traición que incluso es capaz de traicionar hasta en el propio rostro de Dios.
La falta de amor y respeto es señal de traición y rebeldía contra Dios y contra nuestro prójimo. Así como Judas y los soldados se han rebelado contra Jesús, así de tal manera el hombre se ha rebelado con ÉL, incluso el cristiano se hace llamar cristiano aunque se avergüenza de serlo, ante el mundo en ocasiones y muchas veces traiciona a Cristo, aborreciéndolo y demostrando amor fingido a Dios, el hombre incrédulo e insensato es capaz de traicionar a Dios en su propio rostro así como hoy en día en el mundo se está viendo la plenitud de su maldad corrompida.
Amada Iglesia, pensemos muy bien cómo demostramos nuestro amor a Dios. Rom 12:9 dice: El amor sea sin fingimiento, aborreced lo malo, seguid lo bueno”. Ir en contra de esto, es ir en contra de Cristo.
Iglesia, no imitamos el mismo ejemplo de traición de Judas diciendo amar a Cristo pero por otro lado cuando estamos en el mundo lo traicionados, es allí que pecamos doble y nos hacemos profanos y mentirosos a los ojos de Dios.
Entonces hemos visto la rebeldía, la maldad, la miseria, la traición y la perversidad del hombre contra Cristo.

2. Jesús por nosotros (vv.50-53)
Préstamos atención a la forma en que respondió nuestro Señor Jesús:
En el versículo 50 y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Jesús le llama “Amigo” a Judas, literalmente “compañero”, alguien que comparte pan con otro. La actitud de Jesús nos enseña a sobrellevar la amargura bajo las mayores provocaciones.
Y Jesús lo llama “Amigo” misteriosamente, y a que esto favorecía en plan de Dios de salvarnos mediante la Cruz, Cristo aún demostró su misericordia y gracia hacia Judas al nombrarle “Amigo”. Jesús dice a Judas: ¿a qué vienes?, entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le arrestaron; le hicieron prisionero.
Imaginemos ahora la rudeza y crueldad de las manos que aquella gente echaron a Jesús; y es probable que lo hicieran con mayor violencia, por cuanto se habían visto frustrados antes cuando intentaron en otra ocasión echarle mano y apedrearle.
Nuestro Señor Jesús fue hecho prisionero por nosotros, porque quería en todas las cosas ser tratado como malhechor, castigado por nuestros crímenes, fue preso para ponernos en libertad. Por eso dijo: Si me buscáis a mí, dejad ir a éstos (Jn.18:8).
Gálatas 1:4 “el cual se dio a si mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de Dios y Padre”.
Los niños ahora deben saber que Dios envió a su Hijo Jesús para librarlos de sus pecados, de su maldad, ¡Atención Niños! es como si a ustedes les tocaría poner sus manos en el fuego que quema, que arde, que duele en castigo por la maldad y el pecado que está desde el momento que nacemos, pero Jesús, un gran amigo no dejará que sus manos vayan al fuego, Jesús pone sus manos al fuego por ustedes.
Cuán grande es el amor de Cristo por su pueblo, se entregó a sí mismo como prisionero para librarnos de la esclavitud del pecado, del presente mundo malo y depravado, como una gallina que cuida de sus polluelos, la gallina haría todo lo posible para librar a sus polluelos cuando están en zona de peligro. Así de tal manera la prisión de Cristo Jesús se llevó a cabo por nosotros, los que si merecemos estar allí, pero Jesús nos libró por su gracia y amor. Jn 8:36 dice: Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Y únicamente son libres los que Él hace libres.
En los versículos 51 y 52 Pedro demuestra su gran celo por Jesús, por su honor y seguridad; pero no era según el perfecto conocimiento y plan de Dios, y Jesús lo reprende porque la voluntad del Padre se ha manifestado.
El objetivo de Cristo en este mundo era pacificar; así como había prohibido a sus discípulos la espada de la justicia, ahora les prohíbe la espada de la guerra. No había ninguna necesidad de que sacara la espada en defensa de Su Maestro.
En el versículo 53 nos detalla que Jesús no necesitaba las manos de Pedro para defenderse, no estaba en los planos de Dios aquella defensa. Jesús le dice: ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que Él no le daría más de doce legiones de ángeles?
Jesús mismo pudo haber pedido al Padre un ejército de ángeles para su defensa, pero no era ese el propósito de Jesús en este mundo, él vino a salvar.
Jesús se sometió a la voluntad del Padre por amor, en rescate de su pueblo, el cual en su soberanía hace libres.
La actitud de Jesús nos demuestra cuán importante es el sometimiento y la dependencia de su Padre para obediencia, así de tal manera debemos sentirnos agradecidos eternamente por Cristo que nos otorgó la verdadera libertad de nuestros pecados, y estar sometidos voluntariamente a los planes que Dios nos tiene para nosotros, como un niño que tiene que obedecer a su padre cuando le manda hacer algo.
Hemos aprendido entonces que por la prisión de Cristo deja en libertad a sus escogidos, no a todos, sino a los que Él tiene en su misericordia de hacer libres.

3. Jesús a solas (vv. 54-56)
En el versículo 54 no era tiempo de que Jesús llegue a defenderse, sino de ofrecerse, estaba escrito que Jesús había de ser llevado como un cordero al matadero. (Isaías 53:7).
En todos los casos difíciles, la palabra de Dios debe prevalecer sobre nuestros proyectos, y nada debe hacerse ni intentarse contra el cumplimiento de las escrituras.
En ocasiones somos propensos de ir en contra de la voluntad de Dios y hasta de la misma escritura, queriendo hacer nuestros propios planes y dejando fluir nuestros malos impulsos como Pedro.
Pero debemos pensar y decir que se realice la Palabra de Dios y Su Voluntad, que sea engrandecida y honrada la Palabra, su ley, sea lo que sea de nosotros.
Es como si quisieran arrestar y hacer daño injustamente a un amigo nuestro, así mismo se sintió Pedro, nosotros en ocasiones queremos hacerle un favor a Dios o defenderlo cuando en realidad es Dios quien tiene el control de todo en su plan perfecto y divino, Él no depende de nosotros, somos nosotros quien dependemos completamente de Él, y que se haga Su Voluntad y no la nuestra.
En los versículos 55 y 56 Jesús razonó con la gente que querían arrestarlo, no les ofreció resistencia, sino que razonó con ellos.
Es verdad, como Jesús sufre injustamente, nosotros también sufrimos injusticias, y es ahí que debemos actuar con paciencia cristiana y razonar mansamente con nuestros enemigos y perseguidores. Jesús les dice: ¿cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme?
Jesús fue visto como un ladrón, como una plaga para la nación, como un jefe de rebeldes que hace frente a la ley, que desafían la justicia pública, como un criminal y malhechor. Así de tal manera fue visto Jesús en aquel tiempo.
Igualmente hoy, sucede lo mismo, a Jesús lo ven como el primer revolucionario de la historia, pero no es el primer revolucionario de la historia, Jesús es nuestro Salvador.
Jesús les sigue diciendo a la guardia: “cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis”.
Jesús les hace ver la forma en que había comportado hasta entonces con ellos, y la forma en que ellos se habían comportado con Él. ¿Cómo pues este cambio de comportamiento de parte de la gente rebelde? Como bien hoy conocemos el concepto de la bipolaridad, que cambian de actitud sin ninguna razón. Ésta gente no tenían absolutamente ninguna razón para tratarle como lo hacían. Nunca les había dado una razón, ni una ocasión para que lo consideren “ladrón”, pues había estado enseñando en el templo.
Tales palabras, tan mansamente salidas de su boca, no eran palabras de un ladrón, ni de alguien que tuviese un demonio. Tampoco les había dado ocasión de mirarle como a quien se esconde huyendo de la justicia, para que ahora viniesen a arrestarlo de no caer.
Este mismo al que llamaban ladrón era el mismo Hijo de Dios, el Salvador, el Príncipe de los Pastores, el Redentor y el Libertador de nuestros pecados.
Y Jesús les dijo: más todo esto sucede para que se cumplan las escrituras de los profetas, entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron”.
No son palabras del historiador sagrado, sino del propio Jesús, el Gran Maestro que tenemos por excelencia; aunque estos hombres malvados no se daban cuenta, estaban llevando el plan perfecto de Dios.
Enseguida vemos como en medio de este apuro, Jesús fue abandonado cobardemente por sus discípulos. Jesús fue abandonado como el venado que por el arma del cazador es señalado para ser abatido, inmediatamente es abandonado por el resto del rebaño.
Todo esto se cumplió perfectamente a las palabras dichas por el profeta Zacarías 13:7 “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.
De la misma manera, por el plan perfecto de Dios, Cristo, el Salvador y Pastor de nuestras almas, quedó sólo para sufrirlo todo y hacerlo todo sin ayuda de nadie.
Conclusión:
Sabemos entonces la maldad del hombre contra Cristo, el hombre incrédulo por naturaleza se rebela en contra de Dios pero por la prisión de Cristo deja en libertad a sus escogidos, a los que en Él tiene a bien y en su misericordia librarlos de la esclavitud del pecado. Pero también ahora sabemos que Dios lleva a cabo su plan perfecto para justicia y salvación de quienes crean en su Amado Hijo Cristo Jesús, quienes crean y confían en Él de todo corazón, a quien nos hace libre en el Espíritu y gozar de su gracia.
Quien ciertamente como Jesús se dio a sí mismo, dio su vida, se entregó a si mismo por nosotros, de tal manera el hombre al recibir y creer en el Evangelio de Cristo debe entregar su vida para el rescate de las almas perdidas para salvación en Cristo Jesús, quienes verdaderamente están siendo esclavos de la carne, del mundo y de su propia maldad debe venir a Cristo y Él los hará libres.
Alabado sea Cristo Jesús, que se dio a sí mismo para salvación y verdadera libertad en quienes creyeran en Él. Amén.