abril 26, 2020

Fe incondicional

Predicador:
Passage: 2 Reyes 4:8-37
Tipo:

Bible Text: 2 Reyes 4:8-37 | Predicador: Darío Flores | TEMA PRINCIPAL: Fe incondicional
PASAJE BIBLICO PARA LEER: 2 Reyes 4: 8-37
INTRODUCCIÓN: Amada Iglesia, ¿A quién de nosotros nos ha sucedido alguna vez hacer un bien por un familiar o por un amigo y ha sentido la satisfacción en su espíritu y en su corazón de haberlo hecho? Y luego de un tiempo la persona a la cual ayudamos tiene el sentir de compensarnos sin que nosotros le hayamos estado recalcando el bien que hicimos por ellos. Hoy veamos una historia en la cual se ve reflejado los frutos de una fe verdadera e incondicional a Dios en una buena mujer sunamita. Hoy en día que recordamos la resurrección de Jesucristo entre la pascua y la ascensión es un gozo saber una vez más cuán grande es la bondad y el poder de Dios hacia su pueblo escogido.
El presente tema contiene dos puntos:

La fe ante la bondad divina
La fe ante el poder divino

PUNTO 1: LA FE ANTE LA BONDAD DIVINA (vv.8-17)
Amada Iglesia, por favor, demos lectura de los versículos del 8 al 17 de esta preciosa historia bíblica para dar comienzo al primer punto del tema:
8 Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer. 9 Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. 10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él. 11 Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió. 12 Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. 13 Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. 14 Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. 15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta. 16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. 17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
Es decir Amada Iglesia que en tiempo de Reyes había acontecido un hecho en el pueblo de Dios, tiempo en el que el profeta Eliseo frecuentaba por la ciudad de “Sunem”, el cual era una ciudad céntrica para pasar a Israel y habitaba allí una mujer sunamita con su esposo y ambos eran de edad avanzada, debo recalcar que era un hogar que no tenían hijos, era una aflicción ya en esta pareja, y en aquellos tiempos el no tener hijos era una afrenta, es decir, una vergüenza ante el pueblo, pero específicamente un imperfecto que la mujer sunamita ya se había acostumbrado.
Es de admirar que el proceder de esta mujer sunamita que en todo lo que hacía se ve reflejada la fe incondicional a Dios, como lo vemos en los versículos 9 y 10. Habiendo ella reconocido que Eliseo era un varón santo de Dios, por eso ella le pide a su esposo en hacer un aposento adecuado para que cuando él vaya descanse allí, gesto que fue de mucho agrado para Eliseo y deseando agradecer mandó a decir a la sunamita y preguntarle ¿Qué era lo que ella necesitaba de él? Imaginando Eliseo que el gesto que ella demostraba era porque necesitaba alguna ayuda
de él, como lo vemos en los versículos 12 y 13. Mas ella respondió: “Yo habito en medio de mi pueblo” como una expresión de contentamiento social, pero algo precioso faltaba. Así puede ser en nuestra vida, estar contento, pero algo crucial falta, un imperfecto muy grande. Quizá se acostumbró a eso, pero el Señor tiene propósitos grandes!
Isaías 55:8-9 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Ahora regresamos a 2 Reyes 4, luego vemos en el versículo 14 al recordarle el criado que esta mujer sunamita no tenía hijos y que su marido era de edad avanzada, inmediatamente Eliseo al saber esto mandó a llamarla y ella modestamente se detuvo a la entrada de la habitación como lo vemos en el versículo 15. Entonces Eliseo le aseguró que el año siguiente por aquellas mismas fechas tendría un hijo en sus brazos, más ella dijo: “No señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva”. Más la mujer concibió y dio a luz un hijo en el tiempo en que Eliseo le había dicho, como lo vemos en los versículos 16 y 17. Una vez más se revela que el SEÑOR específicamente a través del ministerio de Eliseo, es el Dador de la vida; Dios con su poder permitió que la mujer sunamita conciba y dé a luz un hijo. La bondad de nuestro Señor es tan grande que permite a los estériles concebir tal como lo hizo con Ana, Raquel, Elisabet y ahora lo hace una vez más con esta mujer sunamita. En lo espiritual es lo mismo, nuestro Señor en su bondad nos provee lo que no falta en nuestra vida espiritual y cristiana, dando paz a quien no lo tenga, dando un corazón renovado para que se deleite en Su Palabra y de las bendiciones que Él traerá en su vida y así muchas provisiones que nos puede brindar nuestro Señor.
La actitud de la mujer sunamita nos enseña cómo debe ser el comportamiento de un creyente que cuya fe incondicional a Dios es demostrada por la bondad y el amor de Dios hacia su prójimo.
Amada Iglesia, y aquí vemos a Eliseo como prototipo de Cristo Jesús, y la mujer sunamita nos da ejemplo no solamente de bondad y amabilidad sino de abrir nuestro corazón modestamente para que Cristo llegue a habitar en el. Si a la mujer sunamita llegó tanta bendición por tener el siervo de Dios (Eliseo) en su aposento, cuanto más sería tener a Jesús viviendo en el corazón por medio del Espíritu Santo!
Hoy en día vemos en el mundo tanta desesperación y violencia por causa de la crisis sanitaria, esto es prueba evidente y el efecto que produce el no tener a Cristo en sus corazones, más quienes lo tienen en su corazón trae para ellos paz y seguridad en sus vidas.
Vivimos en tiempos donde las personas incrédulas se toman el derecho de decir que sin la presencia de Cristo en sus vidas aun así llevan una vida normal e incluso perfecta, que sienten la felicidad sin tener a Dios en sus vidas, pues déjeme decirles que esa no es felicidad, porque la única y verdadera felicidad se la encuentra en nuestro Señor Jesucristo, vengan a Él y dejen atrás su pasada manera de vivir porque ahí no van a encontrar la verdadera bondad de Dios, hoy por medio de esta predicación Cristo les está invitando a gozarse con Él para siempre.
Todos, en especial los niños ¿Cómo pueden abrir su corazón para que llegue a vivir allí Jesús? Obedeciendo lo que Jesús dice en Su Palabra, de compartir lo que está escrito en la Biblia a los que necesitan. Y así hemos aprendido lo que está escrito en Colosenses 3:23 y 24 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”.
Pues amada Iglesia, nuestro corazón solo se abrirá teniendo reconocimiento de lo divino (como hacia la mujer sunamita, pues todas las buenas acciones que ella hacía no fluían de sí misma, sino de los frutos del espíritu de Dios que se reflejaban en su vida), dejando que el Señor haga su obra, enfocarse en hacer el bien. Mientras esto, Dios por su poder divino, el Espíritu Santo hará su obra y morada allí.
Vimos entonces que Eliseo era doblemente bienvenido en la casa de la buena sunamita, él se había sentido deudor de ella y por ende le recompensó por todo lo que había hecho por él.
PUNTO 2: LA FE ANTE EL PODER DIVINO (vv.18-37)
Amada Iglesia, por favor ahora quisiera que me acompañen con la lectura bíblica de los versículos del 18 al 37 para dar comienzo al segundo punto del tema:
18 Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores; 19 y dijo a su padre: !!Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. 20 Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió. 21 Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se salió. 22 Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese. 23 El dijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo.[a] Y ella respondió: Paz. 24 Después hizo enalbardar el asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere. 25 Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. 26 Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien. 27 Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado. 28 Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mí? 29 Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño. 30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. 31 El entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta. 32 Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. 33 Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. 34 Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. 35 Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos. 36 Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. 37 Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió.
Ahora en el versículo 18 vemos que el niño creció, pero aconteció un día que vino el niño a su padre con una molestia fuerte en su cabeza. El niño había sido amorosamente concebido pero luego les es arrebatado por una insolación, lastimosamente el niño ha muerto.
Amada iglesia, debemos tener en claro lo que está escrito en Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
¿Cuál es la razón de la muerte? (el pecado, la caída en Adán), y su efecto ( la muerte, la aflicción), vivimos actualmente una crisis sanitaria por causa de una enfermedad letal que ataca no solamente a los ancianos sino también a los niños pero con la gracia de Dios tenemos cura y esperanza ante un enemigo tan fuerte que también ataca hasta los pequeños. Prestemos atención porque a todos nos toca algún día morir físicamente, y la muerte no solamente toca a los ancianos. Por eso niños y jóvenes, ¿Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; como lo vemos en Eclesiastés 12.
Regresando a la historia, pero es de admirar una vez más la actitud de la mujer sunamita bajo la presente aflicción, ella mantuvo su confianza a la bondad de Dios. Que estaba presta a creer que quien tan súbitamente le había arrebatado lo que milagrosamente le había concedido, también tenía el poder de devolverle lo que ahora le había quitado. Con esta fe incondicional y sin decirle nada a su marido, prepara a su niño “no” para su sepelio sino para su resurrección, pues coloca al niño sobre la cama del varón de Dios como lo vemos en el versículo 21, con la esperanza de que Eliseo seguirá dando muestras de su amistad y bondad, ¡“cuán grande e incondicional era la fe de esta mujer sunamita para creer en el poder divino por medio de Eliseo”!
Luego vemos en los siguientes versículos que la mujer sunamita acude al profeta en esta ocasión hacia el monte Carmelo, no lejos de Sunem y llegando donde Eliseo expuso humildemente con él acerca de su aflicción. Y en los versículos 27 y 28 ella expresa su indiferencia hacia el favor que ahora le había sido arrebatado, diciendo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mí? Como si dijese “tú sabes que no fui yo quien te pidió que oraras para que yo tuviese un hijo; fuiste tú quien lo propuso, no yo”. Aquí vemos su entera dependencia de la palabra del profeta, pidiéndole que el niño sea de vuelto a la vida.
Luego vemos en los versículos 33 al 37 el poder divino interviniendo sobre el niño por medio del profeta Eliseo. Aquí una vez más vemos a Eliseo como prototipo de Jesús que resucitó a los muertos con su mandato (como ejemplos: la resurrección de la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Naín y al mismo Lázaro) como quien tiene autoridad, pues Cristo Jesús es el Señor de la vida, quien venció a la misma muerte y resucitó en poder y gloria. Salió victorioso sobre la muerte y la tumba (nuestro Señor Jesùs dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11:25). Y notemos amada iglesia la diferencia entre las obras de resurrección entre Eliseo y nuestro Señor Jesús, Eliseo aun hace unos ritos, vemos en los versículos 34 y 35 del capítulo que Eliseo toma acciones físicas pero nuestro Señor Jesús solamente habla para llevar a cabo la resurrección de los muertos durante su ministerio.
Después vemos al niño que estornudó “siete veces”, algo que en una persona sana suele ser señal de resfriado, pero en un muerto era “señal de vida” y hasta “vitalidad, conforme al simbolismo del número “siete”.
Cuan gozosamente fue devuelto a su madre el niño ya vivo, y todas las personas interesadas en la salud del niño quedaron consoladas. Así es cuando la paz llega al corazón contrito, cuando la luz reemplace la oscuridad, cuando la fe incondicional obra ante el poder divino, cuando Jesús llega a la vida de uno. ¿Ustedes lo reconocen en su vida? ¿Si o no?, pues todo lo que necesita hoy en día las personas incrédulas es volver a nuestro Señor Jesucristo con un corazón arrepentido y dejar que Cristo Jesús llegue habitar en el. Así se cumplirá la palabra dicha de nuestro Señor por medio del profeta:

Ezequiel 11:19-20 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, 20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
En Resumen: vimos la bondad divina (de Cristo) y el poder divino en la resurrección. Que importante es mantener nuestra confianza en nuestro Señor Jesucristo. El Dador de vida, El Dador de nuestra verdadera paz y felicidad a quienes nos sometemos a su santa y perfecta voluntad, quien tiene todo el poder y la autoridad de resucitar a los muertos, y esa es nuestra esperanza para cuando nuestro Señor regrese en su segunda venida, allí nuestro Señor enjugará toda lágrima de los ojos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; esa es la promesa de la herencia eterna que nos tiene preparado nuestro Señor. Amén

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